La Guardia Civil hace eficazmente su trabajo pero el Ayuntamiento de Majadahonda permite una y otra vez la licencia

JULIA BACHILLER. La estrategia comercial del anónimo «Bar de Copas» de Gran Vía 33, antes conocido como «19 escalones«, debería compartirla con el resto de hosteleros que se dedican a este duro gremio: con solo abrir las noches del viernes y sábado mantiene la rentabilidad del local. Ya han pasado más de 20 años denunciando esta situación por parte de los vecinos afectados, los cuales han acudido al Defensor del Pueblo en 2 ocasiones, han denunciado en el Ayuntamiento y han realizado numerosos avisos a la Policía Local y Guardia Civil. Los vecinos de la Gran Vía de Majadahonda reclaman su derecho al descanso y más concretamente los que tienen que sufrir las “Noches de Verano de Gran Vía 33”.

El candidato de Vox (pantalón verde), ayuda a abrir el conflictivo local a sus inquilinos

Y no porque este conocido Centro Comercial cause ningún tipo de molestia: estas llegan cuando a las 12 de la noche (00.00 horas) el encargado de seguridad baja la persiana del cierre y se retira del lugar, momento en el que Antonio Mosquera (Vox), el propietario del local destinado a lo que se podría llamar “Bar de Copas”, de ambiente latino, situado en la planta baja del centro, sin denominación comercial apreciable, procede a subir esa misma persiana de cierre y dar acceso a su clientela. Todo ello lo hace sin ningún tipo de luz identificativa, lo que deja entrever que lo realiza sin autorización del centro aunque aparentemente con cierta complicidad o permisividad.

La mujer señalada con la flecha fue detenida por la Guardia Civil en la Gran Vía de Majadahonda tras el altercado

Esta nueva técnica de acceso a las instalaciones se produce a consecuencia de que el Ayuntamiento le prohibió hacer uso de la salida de emergencia (que da a la Gran Vía) como entrada principal al local, algo que tuvo lugar recientemente ante las incesantes quejas de los vecinos. Por esta razón, el arrendatario recurre incluso a situar a dos porteros a la entrada para controlar el acceso de la clientela, ya que algunos, o bien llegan en lamentables condiciones, o ya son conocidos por las peleas que forman en el interior. Lo cierto es que el incesante trasiego de personas a estas horas de la noche en ocasiones es molesto, pero inigualable al que se forma a las 5:00 horas de la madrugada, cuando cierra sus puertas y algunos se terminan su consumición en la arteria central majariega, cuando además se supone que la contaminación acústica por ruido, el altercado y alteración del orden público y el consumo de alcohol en la vía pública está prohibido, bajo multa de 3.000 euros.

 

 

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