LIDIA GARCIA. La imagen muestra una ambulancia a la puerta de un conocido bar de Majadahonda este fin de semana del 30 y 31 de mayo de 2020. Todo un presagio. «Hospital Puerta del Hierro (3.30 horas). La última parada de la ruta quedó y queda reservada para Majadahonda. La primera vez, a finales de marzo, el panorama no tenía nada llamativo. Salas de espera vacías, la entrada de Urgencias sin gente… Pero cuando hablabas con las enfermeras te contaban que “lo peor de todo es que sabes que van a morir solos”. Ahora, jueves 28 de mayo, paradójicamente, hay más actividad. En media hora llegan un par de ambulancias. Una sin Covid, otra con. Y los sanitarios de la última, que es una ambulancia de Las Rozas, salen ataviados con la vestimenta que les protege la vida y se la quitan entre risas. Qué mejor que tomárselo con humor. Pero cuando se les pregunta, les da rabia. “¿Quieres la verdad?”, pregunta él. Para eso estamos. “Pues que la gente ahora ha vuelto a hacer el tonto con el coche y con la moto, por un lado, y por el otro los ves en los bares como si no pasara nada. Y pasa. Y vamos a volver a eso. Creo que vamos a estar en una fase cero continua. Para nosotros es un poco triste”, dice él». Este jueves pasado el periodista Diego Rodríguez Veiga y el fotógrafo Esteban Palazuelos de «El Español» regresaron a Majadahonda: «Mi noche en el infierno de las Urgencias de 4 grandes hospitales de Madrid: “De nuevo a la guerra” fue precisamente su titular.


Esteban Palazuelos y Diego Rodríguez Veiga

Ellos han entrevistado a varios sanitarios del turno de noche en este hospital de Majadahonda: «Laura, enfermera en la UCI, cuenta que aunque está todo más tranquilo y sólo tienen a una persona en la UCI, todo aún palpita«. Y cuando se le pregunta si estamos preparados para la posible segunda oleada, responde: «Estaríamos preparados en cuanto a las nociones de tratamiento, pero mentalmente no sé si aguantaremos. No tenemos ninguna gana de que se repita. Han sido muchas horas, gente muy mala. Da mucha rabia porque vemos que ahora la gente se lo toma a risa, después de todo lo que hemos llorado los que trabajamos en los hospitales. Es pura impotencia, igual la gente no se cree que hayamos trabajado tanto. Los lloros… todos con esa presión en el pecho… ya no sabemos si es que estamos infectados o que es pura ansiedad«.

Y recuerda que, cuando mueren, sus pertenencias se quedan en un cajón y que al abrirlo les viene de golpe la imagen de que esa es una persona, no una cifra más. “Y piensas en tu familia, en tu padre…”, dice Laura. “Cuando estás ahí, trabajas y no paras y hasta tienes buenos momentos con los compañeros. Pero cuando sales te cae una losa encima. Y los silencios en los vestuarios cuando llegamos… eso antes no existía”, añade. Ese jueves 28 de mayo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, «ha reconocido que se está preparando para un segundo rebrote, haciendo acopio de material y ultimando la construcción de un nuevo hospital de emergencia. Es la calma que precede a la tormenta», dice el periodista, que reproduce en titulares las frases unánimes que ha escuchado: «Habrá rebrote y el personal no aguantará«. Recorremos La Paz, el Ramón y Cajal, el Marañón y el Puerta del Hierro dos meses después. «Es como si nada hubiera pasado», denuncia un sanitario».

Diego Rodríguez Veiga recorrió el pasado 21 de marzo de 2020, a las 0.45 de la madrugada, esos 4 mismos hospitales. «Era a Nelson a quien le lloraban los ojos en la plaza que da a la entrada del madrileño Hospital de La Paz. Este 28 de mayo, exactamente a las 0.48 horas, es a Blanca a quien le lloran. Ella está a un par de metros de donde estaba él entonces. No se conocen pero la coincidencia es matemática, como sacada de una ficción baratera. Él contaba que a su mujer la acababan de ingresar por coronavirus, que estaba muy mal, que le habían largado y que la había tenido que dejar sola. Ella cuenta que hace un mes le dieron el alta, que superó la enfermedad pero que vuelve a Urgencias por todas las secuelas, el cansancio, la dificultad para respirar. Él es el antes, ella es el después; el ahora».

«Tras hacerlo a finales de marzo, «El Español» ha vuelto a recorrer de madrugada las urgencias de cuatro grandes hospitales de Madrid. Los ánimos son distintos, ya no están tan saturados y han aprendido a hacerle frente a la pandemia. Pero el infierno que fue se ha convertido en un purgatorio, ahora todos esperan al rebrote que prevén que llegará en octubre. Prueba de ello es que la mayoría de los contratos que sirvieron para suplir la falta de personal sanitario se han prorrogado hasta diciembre. “Si llegara mañana, aquí sí que estaríamos preparados. Las instalaciones están listas y el material que tenemos es mucho mejor”, explica César, celador en el Hospital Ramón y Cajal», concluye.

 

 

Majadahonda Magazin