FELIX G. PEDROCHE. Efectos de la ola de calor sofocante. Son las 7:30 a.m de este martes 24 de agosto (2021). El frescor de la mañana invita en Majadahonda salir a la calle a respirar. Se presenta un nuevo día agobiante de calor, en plena canícula veraniega. El ejército de jardineros y barrenderos se afana en sus labores de limpieza y cuidado de parterres. Es la hora ideal en base a la temperatura de primera hora del día. Paseando por el Parque de Colón me llama la atención la enorme cantidad de hojas secas depositadas en las praderas de césped procedentes de los plátanos, especie arbustiva muy abundante en Majadahonda, caracterizada por su agradable sombra. Les comento a los jardineros sobre este detalle que atrae mi atención. Su versión profesional es que este año en especial así lo están notando. Los plátanos sobre todo, como consecuencia de la fuerte ola de calor que estamos acusando, dan un aspecto enfermizo y se desprenden de sus hojas de forma anticipada. Es el efecto del tan cacareado «cambio climático«, atestiguan sin duda alguna. «Sabemos» -dicen- que hay mucho escepticismo sobre este aspecto medioambiental, pero los que estamos en esta labor de cuidado y mantenimiento en el día a día, nos damos cuenta de sus efectos negativos para la conservación del ornato verde de la ciudad». Sigo caminando y me dirijo al Monte del Pilar. Me pregunto a dónde habría ido a parar la madera triturada del Monte del Pilar, que hasta hace 1 mes veíamos acumulada en enormes montones en una parcela vallada del parque. Entro en el buscador de noticias de «Majadahonda Magazin» y escribo en la caja las palabras «Monte del Pilar»: con esa entrada figuran numerosas noticias pero en la segunda página hallo la respuesta: «El Monte del Pilar (Majadahonda) envía 10 trailers diarios de madera de “Filomena” a una central de biomasa en Ciudad Real».


Félix Pedroche

Craso error. El mejor fertilizante natural es, según coinciden los expertos medioambientales, el procedente de las podas y entresacas debidamente triturado y esparcido en su zona. Francamente, por mucho que camino por este parque no lo veo depositado por el suelo, pues ya sé por este periódico donde lo han enviado. En Ciudad Real lo habrán quemado y en Majadahonda me imagino que lo habrán vendido como negocio ocasional (no hay datos porque ningún concejal lo ha preguntado y en el pleno se han prohibido los «ruegos y preguntas» de los vecinos). ¡Qué desastre! ¡Qué ignorantes! Utilizar en la propia zona los residuos de madera y hojarasca para esponjar el terreno, debidamente triturados, además de aportar nutrientes naturales al suelo (es el mejor fertilizante, sin añadidos fitosanitarios), hace que se conserve más tiempo la humedad como remedio para la sequedad propia de época estival. Es lo que hacen en Andorra, donde el senderismo proporciona abundante turismo, y que los amantes de este deporte conectado con la naturaleza apreciamos sobremanera. Y allí tenemos ocasión de comprobar in situ como se realizan estas labores de forma permanente en sus áreas forestales excelentemente cuidadas, a diferencia de la dejadez que observamos en España y que los habituales incendios forestales en verano se encargan de dar cuenta.

Continúa el negociete político de los residuos, como en la época de la extinta de la empresa pública autonómica Gestión y Desarrollo del Medio Ambiente de Madrid (GEDESMA). La Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Majadahonda y el Patronato del Monte del Pilar han demostrado con esta forma de proceder su absoluta ignorancia, permitiendo el derroche de este valioso recurso del que ha privado a su parque forestal del Monte del Pilar, cada vez más deteriorado, abandonado y seco. No está hecha la miel para la boca del asno es el refrán que aparece en boca de Sancho Panza en el capítulo LII de «El Quijote» y se utiliza para recriminar a aquellos que prefieren elegir lo peor por no saber apreciar el valor de lo realmente bueno. Léanlo y comprobarán como en el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Majadahonda esto que escribe don Miguel de Cervantes, que ya escribió sobre Majadahonda, se hace proverbial.

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