JULIA BACHILLER. A veces parece absurdo continuar desglosando el contenido del pleno del Ayuntamiento de Majadahonda, como este medio de comunicación ha venido haciendo invariablemente desde hace 5 años que comenzó su andadura, mes a mes y punto por punto. Muchas horas y demasiado trabajo que, a día de hoy, podría definirse con una frase fácilmente entendible: “ganas de perder el tiempo”. Este jueves 4 de noviembre (2020), una semana después de su celebración, las 254 visualizaciones de las que goza mensualmente el pleno demuestran el escaso interés que despierta. Su celebración telemática, sin la intervención de los vecinos con sus ruegos y preguntas, ha perdido bastante atención. Y si las respuestas del alcalde a las cuestiones de la Oposición incrementaban ese interés (siempre que no se aplazaran para responder por escrito), ahora se ampara en la crisis sanitaria para no responder, con lo que la ya de por sí escasa curiosidad que podía prestar el pleno se ha perdido.
Lo que no se ha perdido es el hecho de que los concejales de esta nueva legislatura no hayan dado por terminada su permanente campaña electoral. Pleno tras pleno telemático hacen alardes de obediencia al grupo político al cual representan, olvidando la procedencia de los votos que les pusieron en el escaño y la función que se espera desempeñen en este municipio. Excesivas apelaciones al Gobierno de la Nación por parte del PP y Vox, como si Majadahonda tuviera la más mínima influencia a nivel nacional. Y la Oposición igual: Ciudadanos apuesta por el ruido, pero con pocas nueces, para finalizar solicitando la reconciliación y la colaboración, olvidando que son la alternativa. Y aunque el Partido Socialista asume ser la oposición, sus mociones sumamente calculadas y medidas solo obtienen su aprobación cuando llevan un enfoque de sensibilidad social y local. Si por el contrario sobrepasan estos límites y otro rumbo, la lluvia de reproches a nivel nacional le caen a diestro y siniestro.
Esta inercia se viene repitiendo en todos los plenos, sea telemático o no, motivo por el cual el inicial interés se transforma en aburrimiento por reiteración. Patriotismo, populismo, mítines políticos de ensalzamiento de la ideología… Todo se resume en excesiva palabrería y pocos hechos que narrar o contar. Y es que estos últimos «plenos de la pandemia» están sirviendo solo para realzar la polémica política y el desahogo público de los concejales, sin que los vecinos percibamos cambios notables de una legislatura a otra. En resumen: no se han perdido nada.
Es la consecuencia de tener que votar una LISTA CERRADA Y BLOQUEADA de esbirros al servicio del Partido, que fueron colocados a dedo atendiendo a puros criterios de amiguismo político en pago de favores, en los procesos electorales municipales. La obediencia ciega y la ausencia de criterio personal de nuestros políticos municipales, es algo que queda patente sistemáticamente pleno tras pleno. «El que se mueve no sale en la foto». Tenemos el ejemplo claro en esa gran político denostada a la sazón, «por sacar los pies del tiesto» hablando en sentido figurado, me refiero a la diputada portavoz Dª Cayetana Álvarez de Toledo. La mediocridad y el aburrimiento acaban apartando al electorando de esa posible participación ciudadana, nada esperada ni animada por nuestros concejales.