sorteoJULIA BACHILLER. Los principales protagonistas del sorteo de las 20 viviendas municipales que tuvo lugar este viernes 27 de noviembre (2020) en Majadahonda fueron los vecinos. Muchos de ellos acudían como si fuera el sorteo de Navidad. Ilusionados, inquietos, fueron a la Casa de la Cultura pensando que podían ser beneficiarios del mejor regalo que se les podía hacer en estas fechas, un techo donde cobijarse con su familia a un módico coste mensual y por un periodo de tiempo limitado. Vecinos que su ilusión por obtener esta vivienda les hacía olvidar que tan solo eran 20 casas para un número elevado de solicitantes.


Julia Bachiller en el sorteo

La alegría de alguno de los afortunados se escuchó en la sala. El llanto, entremezclado con un leve alboroto, delataba a la persona poseedora del número segundos antes cantado. Y una pregunta difícil de contestar dirigida a este medio de comunicación, que lamentablemente no era la institución indicada para darle respuesta: «¿Por qué se han retirado 3 viviendas?». Los concejales de Vox responsables de la “reserva” de esas tres casas no se encontraban presentes en el acto quizás porque dice el refrán que “ojos que no ven, corazón que no siente”. Sin embargo, hay oídos que escuchan y personas que lo cuentan. Y sin dar datos de la persona en cuestión, tan solo poner en conocimiento público el caso de uno de los asistentes, con una situación personal en la que muchos de los allí presentes se podían ver reflejados.

sorteoEn una crónica anterior detallábamos el proceso y las intervenciones políticas que se produjeron durante el sorteo de las viviendas de PAMMASA. Lo hicimos para aquellos interesados en conocer el desarrollo del acto, sin referencia alguna a la presencia y ausencias destacables en la sala, ni la opinión y sentimientos de los vecinos que, desconociendo el motivo de nuestra presencia como fedatarios de la opinión pública, nos transmitían. Hoy podemos extendernos con más calma sobre ellos. Una de las vecinas acudía sola al sorteo. No había podido conciliar el sueño en toda la noche esperando el bombo. El motivo lo contaría ella misma minutos después. Tras comprobar que la bola con su número estaba entre las expuestas, regresó a su asiento. El teléfono móvil lo tenía entre sus manos y con él comenta que es una vivienda de 40 metros cuadrados, que vive con su marido y sus dos hijos compartiendo habitación: una cama de matrimonio y otra más pequeña al lado para los pequeños. Comienza el sorteo y en el «cupo de especial necesidad» su bola no sale. El nerviosismo aumenta y las esperanzas disminuyen.

Continúa el sorteo. Ahora es el turno de las viviendas para menores de 35 años. Su número sigue sin aparecer como beneficiada, pero cae la primera bola que la designa como suplente. Ella no es consciente del número hasta que lo ve en pantalla. En ese momento, con la mascarilla puesta, tan solo las lágrimas se aprecian en su cara. Comienza a temblar y por unos minutos no es capaz ni siquiera de comunicar la noticia con un breve mensaje a su marido. Y ante esta situación, tan solo puedo ofrecerle un pañuelo para secar sus lágrimas y recordarle que ha salido como suplente. La vivienda, por el momento, no es para ella. La respuesta le hace daño: “Ya lo sé, en dos semanas me desahucian de mi casa, al menos tengo esta opción si por algún motivo falla el anterior”. Y seguidamente dirige su mirada hacia arriba, solicitando esa ayuda, difícil de comprender para algunos, pero en la que otros sí creen. Podrá parecer un relato dramático, pero es real.

Majadahonda Magazin