El fotógrafo de Majadahonda Alfonso Zubiaga trabajó como jardinero en las superproducciones de «Greystoke» e «Indiana Jones»

ELENA MARTICORENA. En la segunda parte de la entrevista concedida a MJD Magazin por Alfonso Zubiaga, el célebre fotógrafo que es vecino de Majadahonda, relata cómo al poder estar muy cerca de los ángulos de cámara en el rodaje de «Greystoke, la leyenda de Tarzán, el señor de los monos«, pudo aprender formas de iluminar. Además, una vez finalizado el trabajo, llegó a los estudios Steven Spielberg para rodar la segunda parte de «En busca del arca perdida«, ya que se quedó toda la infraestructura que habían utilizado para «Greystoke«. El plató era el número 5 de Elstree, en ese momento el más grande del mundo, que se había construido por George Lucas para el rodaje de «Star Wars». ¿Cuál fue tu participación en el rodaje de «En busca del arca perdida? –El planteamiento de Spielberg era utilizar parte de la selva que se había usado en «Greystoke» para filmar la película de «En busca del arca perdida». Yo me quedé como enlace para explicar a los encargados de la película como mantener y cuidar la selva, de pasarles los almacenes que teníamos llenos de plantas y de contarles cómo funcionaba todo el sistema de iluminación y de riego. Me impresionaba ver a los actores y disfruté mucho de los rodajes.


Elena Marticorena

¿Seguiste trabajando en los rodajes como jardinero?–Sí, mi misión era la decoración. Yo estaba muy cerca de cámara, porque tenía que estar muy pendiente de que las plantas que formaban parte del decorado simulasen una selva. Recolocábamos las plantas según lo que nos pedía el ayudante de dirección. ¿Por qué decides regresar a España? –Después de estar tres años en Londres, decido volver a España porque el tema de los visados no favorecía que me quedara allí. Cada 7 meses tenías que renovarlo, salir del país y volver a entrar. La policía, al ver que esta situación se repetía, podía llegar a sospechar que estaba trabajando en Londres. Por ello contacté con dos fotógrafos españoles y decidimos abrir un estudio en Madrid. Me trasladé y abrimos el estudio en la calle Jorge Juan, muy cerca de la plaza de Colón. El primer mes me dediqué exclusivamente a preparar mi carpeta con fotos de publicidad. En Inglaterra, con el rodaje de la película y mis trabajos, pude ahorrar un dinero para poder comprarme un equipo de cámara grande de placas, una cámara de medio formato, equipo de iluminación, trípodes, y todo eso lo traje a Madrid. Elegí la publicidad simplemente porque era donde más pagaban. Sobre todo lo que no quería era trabajar como economista. Había sobrevivido 3 años en Londres trabajando como fotógrafo y quería intentar vivir de ello.


Campaña para la marca Kalise «El suicidio de la cuchara» dirigida por USCHI Henkes (Premio de Oro en LOS Festivales de Cannes, New York y San Sebastián) en 1995

Colaboras con las principales agencias de publicidad y editoriales. ¿Recuerdas alguna campaña que te marcase especialmente? –Empiezo a trabajar con agencias de publicidad y poco a poco voy consiguiendo más encargos, me empiezan a dar premios y tengo que dejar el estudio por el volumen de trabajo. Con respecto a las campañas, recuerdo una que se llevó muchos premios, entre ellos el Festival de Cannes, el Festival de New York y el Festival de San Sebastián, que fue «El suicidio de la cuchara». Una campaña que realizó la agencia USCHI Henkes para una marca de yogures que era «Kalise», y que acababa de sacar el primer yogurt que se bebía, que no necesitaba cuchara. La idea eran una serie de fotografías en blanco y negro: en la primera la cuchara se suicida en las vías de un tren, en la segunda la cuchara se tira al agua con una piedra en un fregadero, y en la última la cuchara toma veneno en la cocina.

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