JOSE Mª BABOT VIZCAINO. Hace ya un tiempo escribí, y se me publicó en esta revista, un par de cartas referentes a la dignidad de la bandera española, sobre todo la de la calle Viento, y la otra referida al cierre del mercado, sito en calle Sta. María de la Cabeza. En cuanto a la primera carta, se volcó, bien es verdad, alguno de los partidos políticos de la localidad, pero toda la fuerza que pusieron se desvaneció como el humo, no les debe ser muy rentable en votos. Y la bandera sigue en su lugar descansando, es decir, hecha una verdadera guarrada, y no brillante, como ha de ser. De esto tiene toda la culpa Foxá. En cuanto a la segunda, nadie, ni una sola persona con autoridad, se ha manifestado. Solo una persona, de las pocas que contestaron, dijo que el mercado «huele mal».


Señor: desde aquí le manifiesto que si se echan perfumes para mitigar «ese mal olor» al que usted alude, las frutas y verduras no olerán a frutas y verduras, ni la carne olerá a carne recién cortada, ni el pan olerá al trigo recién molido, ni el café sabrá, y olerá, a café. La sardina ¿a qué olerá?. Si se le quita el olor al pescado, éste ni se podrá comer. Y la mercería no olerá a mercería. Es decir, que los mercados, han de oler a mercado. Ni más ni menos. Aparte de esto, vuelvo a decir que nadie, ninguna persona a la que corresponda este asunto, o personas con jurisdicción sobre este mercado, se ha manifestado ni para bien ni para mal. Es una pena, pero a estas personas, si es que las hay, claro, habría que llamarlas al orden en serio. De ahí que titule esta reflexión «La nulidad de las autoridades majariegas». Dentro de breve tiempo oiremos su desaparición. Y un poco más tarde nos enteraremos que en ese sitio se ha levantado… lo que sea, un negocio particular que llenará los bolsillos de alguien.

Majadahonda Magazin