«Hoy al Planeta concurren unos mil “mariachis”, para un galardón que si antaño premiaba narradores, alguno tan dudoso como Savater o Lucía Echevarría, hoy se entrega o declara finalistas a figuras mediáticas como Boris Izaguirre, Sandra Barnedas, Carmen Posadas o la propias Sonsoles Onega, quien en “Las hijas de la criada” escribió una novela dirigida a los que leen poco o no leen nada, pero siguen sus programas»

VICENTE ARAGUAS. *Poeta y escritor majariego, autor de “Enseñando Poesía en la Escuela” (Magíster/ Pigmalión). 27 de abril (2024). La presencia de Sonsoles Onega en nuestra Casa de la Cultura ha dado pábulo a dimes y diretes, y algún que otro chascarrillo y cuchufleta sobre “Las hijas de la criada”, una novela muy vendida, y desconozco si leída (por mí sí, que no hablo de lo que no sé, como aquella gente celtibérica del dicho de Don Manuel Azaña sobre el silencio monumental que se produciría si el personal hablase solo de lo que conoce). Un silencio que no vendría mal para el caso. Y no he conocido uno tan escandaloso como el producido por la crónica cítrica (no le llamo crítica literaria, esta es otra cosa) de un tal Jordi Gracia, en “Babelia”, sobre el libro de Onega, premiado con el Planeta. Lo llamativo fue que el caballero utilizase armas pesadas (las que le dio “El País”) para cebarse en un libro que es poca cosa, eso sí, premiado con un millón de euros, por un jurado en el que, ¡vaya por Dios!, no estaba Gracia (y sí Gimferrer o Blecua). Aconsejo a Planeta que incorporen al señorín al conciliábulo y a otra cosa.


Vicente Araguas

Porque que el Planeta se da por encargo es cosa bien sabida. ¿Acaso alguien piensa que Vargas Llosa, Torrente Ballester o Camilo José Cela, con la muy horrenda “La cruz de San Andrés”, encima presuntamente plagiada por el presunto “negro”, creo saber su nombre, que perpetró el desafuero, se iban a presentar sin garantías a tan devaluadísimo premio? ¡Qué digno Delibes cuando se negó al compincheo! Y fue el honradísimo y excelso escritor pucelano quien dijo cuando preguntado si es que creía no merecer el premio: “Probablemente sí, pero me niego a burlarme de los doscientos concursantes que se presentan a un asunto concedido de antemano.” Hoy al Planeta concurren unos mil “mariachis”, para un galardón que si antaño premiaba narradores, alguno tan dudoso como Savater o Lucía Echevarría, hoy se entrega o declara finalistas a figuras mediáticas como Boris Izaguirre, Sandra Barnedas, Carmen Posadas o la propias Sonsoles Onega, quien en “Las hijas de la criada” escribió una novela dirigida a los que leen poco o no leen nada, pero siguen sus programas. Una cosa folletinesca, con cambiazo de criaturas al nacer, y un telón de fondo entre Cuba y Galicia, con ingenios azucareros y fábricas de conservas. Y el tremendo naufragio del vapor “Santa Isabel”, enero de 1921, ante la Isla de Sálvora, más de doscientas víctimas, del que Sonsoles no sacó el partido que otros autores más expertos, Cristina Sánchez-Andrade, por ejemplo, han sabido obtener. Ahí sí que se le fue el torito vivo. Porque por lo demás esta novela, de la que pronto habrá serie televisiva, me imagino, tiene un público muy concreto. Nada exigente, pocos lo son hoy en día, y a quien le da igual el gato que la liebre, siempre que vayan provistos de la salsa correspondiente.


“Majadahonda Magazin” se ha ocupado ampliamente de libro y autora, en ocasión de su presencia en nuestra Casa de la Cultura. Esperemos que esta tenga pronto sucursal pues la ampliación no parece viable. Y cabría esperar más actos en la línea del que nos trajo a Sonsoles Onega, que ha tenido repercusión evidente»

En todo caso “Las hijas de la criada”, no es mucho peor que cosas de más ringorrango (aparente) que por ahí se dejan ver. O dejaban. ¿Quién se acuerda ya de Maruja Torres, ganadora también, por cierto, del Planeta? Antecesora de Luz Sánchez-Mellado, en la escatología descafeínada, en sus columnitas de “El País”. Y vamos de nuevo al periódico dirigido hoy por Pepa Bueno, que despachó de su columna sabatina a Fernando Savater, gran articulista y ensayista, mal narrador, premiado -¡oh, cielos!- con el Planeta del que también fue finalista. Me asombra que un artículo, el de Gracia, con olores a despecho, rancio y como de calcetín sudado, haya dañado tanto la reputación de un libro, que sigue vendiéndose a mansalva. “Majadahonda Magazin” se ha ocupado ampliamente de libro y autora, en ocasión de su presencia en nuestra Casa de la Cultura. Esperemos que esta tenga pronto sucursal pues la ampliación no parece viable. La verdad es que se está quedando corta en aforo y programación. Del mismo modo cabría esperar más actos en la línea del que nos trajo a Sonsoles Onega, que ha tenido repercusión evidente. Y al señor Gracia, queridos “planetarios”, denle una mamandurria. A ver si así. O asá.

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