En España aún se persigue a quien llame «inútil» a un gestor, lo que da lugar a viñetas humorísticas

JOSÉ Mª ROJAS CABAÑEROS. El último ejemplo de las tendencias liberticidas que se están produciendo a nivel global esta vez es de ámbito local y comparativamente, respecto a los casos anteriores, resulta un burdo esperpento que roza la parodia política, aunque como dice Juan Carlos Girauta “no es anécdota, es categoría”. Me refiero a lo ocurrido en los dos últimos plenos en el Ayuntamiento de Majadahonda, culminado con la moción presentada por el grupo municipal del PP y aprobada por unanimidad en el pleno de junio. Moción que en palabras del concejal Pedro Mallén (Vox) tenía un objetivo muy claro: “Con esta moción lo que pedimos es que la gente deje de hacer retuits -RT- o compartir determinados mensajes de las redes sociales de Majadahonda”. Lo cual fue precisado por el primer-teniente alcalde, Ángel Alonso (PP), cuando expresó en su declaración de motivos: “Este Gobierno ha sido objeto de una campaña de insultos a través de las redes sociales”, calificativos que enunció: “inútiles, ineptos, imbécil, sinvergüenzas”.


Jose Mª Rojas

Sin mencionarlo esta vez, Alonso hacía alusión a los tuits emitidos por el autor de esta columna, mostrados en el pleno de finales de mayo (2020) y de los que alguna alma tibia del grupo Cs se había disculpado por haber hecho RT. Ahora esto se mezclaba con las amenazas y persecuciones a dos militantes del PP y con los ataques a la sede del PSOE en Majadahonda, como si todo fuera idéntico. Lo interesante es que en ese pleno (y en el anterior) se escucharon palabras gruesas que no se retiraron por ninguna de las partes, términos como nazis, salieron más de una vez en boca de algún concejal de Vox. O el comparativo de Cs con Bildu por parte del propio Ángel Alonso. Sin olvidar tampoco la pérfida y mentirosa campaña desde el PP contra la cabeza de lista de Cs en las pasadas elecciones municipales.

La moción era, según la oposición, una cortina de humo para desviar el foco de las graves deficiencias de gestión del equipo de gobierno. Es posible que así fuera, pero aunque los grupos municipales de PP y Vox se definen como liberales (confundiendo neoliberalismo económico -claramente neocon-, con las esencias liberales), en realidad su actuación recuerda más a la derecha alternativa (alt-right) de Trump que a ningún homólogo liberal europeo. Ambos partidos viven presos en Majadahonda de sus propias “verdades alternativas”, confundiendo el fin con los medios.

No obstante, la oposición (Cs y PSOE) no sólo no se opuso a esa moción, sino que participó en ella, realizando enmiendas y luego votando a favor. Uno no se mete dentro de una trampa de osos para desactivar la trampa de osos, por la sencilla razón de que corre el peligro de quedar atrapado por la trampa de osos. Las razones de la oposición obviamente eran bien intencionadas, pero en la política no es suficiente la buena intención, hay que tener sentido político. Las enmiendas presentadas por el grupo municipal Cs eran una defensa de la libertad de expresión y de los valores cívicos, al igual que la argumentación de los concejales del PSOE contra los ataques a su sede. Todo eso está muy bien, pero es meramente insustancial, como el “speech” final en las elecciones a Miss Universo (¿Cuál es tu deseo? La paz en el mundo): casi nadie lee el contenido de una moción y mucho más si está enmendada. Lo que queda es el eco de la discusión, el marco del debate y el propósito último de la iniciativa: en este caso generar un espacio mental de autocensura en los concejales de la oposición para que sientan desazón por haber difundido mensajes referidos al equipo de gobierno del Ayuntamiento con palabras “caca” (como: inútil, inepto, imbécil y sinvergüenza). Un claro ejemplo en psicología social de manipulación, induciendo a ser partícipes de esa “casta elitista” que tiene altas funciones de gobierno y representatividad municipal y que no puede compartir ciertas bajezas de las redes sociales (RRSS).

Sin embargo, lo más grave aún es que esa moción es un engaño a los vecinos de Majadahonda, pues los Ayuntamientos no tienen ninguna función normativa ni coercitiva sobre las RRSS. Las RRSS en España se regulan en función de las ideas marcadas por nuestra Constitución y claramente desarrolladas en nuestro Código Penal y en la legislación de la Unión Europea. Si alguien se siente agraviado, ahí tiene los Tribunales de Justicia, aunque las sentencias del Tribunal Supremo y del Constitucional son muy claras al respecto, aceptando la validez de los calificativos que he utilizado a la hora de criticar la gestión de un cargo político (por el principio de defensa de la libertad negativa y de relaciones entre ámbitos de poder desiguales). Ese engaño fue correctamente denunciado en el discurso del concejal Anselmo Soto que, junto a Fernando Fuertes, siempre es un ejemplo de equilibrio, elegancia y buen hacer. Lástima que el extraordinario alegato del concejal Soto quedara descarriado por la inane decisión de su propio grupo de enmendar la moción del PP y votar a favor, arrastrando incluso al PSOE.

Es muy frecuente el uso abusivo de mociones en los plenos sobre temas que no conciernen directamente a las facultades normativas y ejecutivas de un Ayuntamiento. Son simples brindis al sol que tienen motivaciones muy diversas. Cada situación implica, en su respuesta, un “análisis concreto de la realidad concreta” y muchas veces es mejor no decir/hacer nada si no se tiene nada que decir/hacer. Sin embargo, en el inframundo de los “aparatos” de los partidos hay una obsesión en cuantificar el protagonismo político por el número de mociones y enmiendas presentadas, independiente de la sensatez de las mismas. En lugar de abstenerse o votar en contra, decidieron participar enmendando la moción y cayendo en la trampa que intuían.

Lo curioso es que este grupo municipal de Cs está a años luz de la anterior legislatura, con un trabajo y actitud política de gran mérito: en ese mismo pleno destapaban el escándalo del campo rugby (que traerá cola), y que pudiendo completar una jornada exitosa denunciando el sentido liberticida de la moción, lo echaron todo a perder. Cuando este medio y Juan Carlos Girauta criticaron lo ocurrido, en lugar de percibir (el GM Cs) la ventana de oportunidades que se les abría frente al equipo de gobierno, se cerraron intelectualmente sin entender nada y consideraron gregariamente que eso difuminaba su denuncia del campo rugby (algo que ellos mismos se habían encargado de difuminar). Es decir aplicaron la táctica del Ñu, que lleva a que los Ñus ante un potencial peligro se cierren en círculo, agachando las cabezas y avanzando lentamente sin ver mucho, aunque se precipiten por un barranco.

Por supuesto, los anteriores adjetivos (inútil, inepto, imbécil y sinvergüenza) no son un elogio, pero tampoco constituyen un agravio a la dignidad personal de los afectados, sus familias, aspecto, gustos sexuales o fe religiosa, sino que son una valoración subjetiva de la actividad política desempeñada en el cargo que temporalmente asumen, siendo avaladas dichas expresiones por diferentes sentencias de los tribunales de justicia. Por lo tanto, me reafirmo en mis tuits y parafraseando a Emile Zola: “Yo acuso”:

      • Que si un concejal es considerado, por una asociación profesional independiente, como el peor concejal de urbanismo de España y además no sabe calcular el área de un campo de rugby, es un concejal inútil (RAE, inútil: que no produce provecho, servicio o beneficio).
      • Que si un equipo de gobierno sigue sin adjudicar 18 viviendas vacías de la empresa municipal de la vivienda PAMMASA, pese a la crisis habitacional existente, es un equipo de ineptos (RAE, inepto: no apto ni a propósito para algo; necio o incapaz).
      • Que si una concejal, en plena pandemia, publica un chiste de mal gusto sobre el tamaño del grupo parlamentario de Cs, en función de las reuniones en Fase 0, es una concejal imbécil (RAE, imbécil: tonto o falto de inteligencia).
      • Que si el equipo de gobierno liga la reactivación económica de Majadahonda a la operación asfaltado y ha dejado a las residencias de mayores en el más absoluto abandono durante la crisis sanitaria (solo amparadas por las respuestas de la sociedad civil), el comportamiento político de ese equipo de gobierno es de sinvergüenzas (RAE, sinvergüenza: pícaro, bribón o que incurre en inmoralidades).

    Lea la parte 1 (el «caso Vicente Vallés«) y la parte 2 (el «caso Pinker«) de esta serie de artículos sobre libertad de expresión, crítica y pensamiento.

Majadahonda Magazin